Como un castillo de arena, esperando a que una ola entre por su puerta sin permiso alguno. Asi me doy la bienvenida en este mundo de las letras. Con un mar de palabras e ilusiones me adentro por sus muros, agrietando sus fachadas y rompiendo sus ventanas. Poco a poco se derrumba y va viendo la luz del exterior, sintiendo una pequeña brisa que se desliza suavemente por sus rincones. Huele a libertad. Libertad de soñar, crear, construir...